viernes, noviembre 04, 2011

El Tee

Después del agua, el té es la bebida más antigua y más consumida del mundo. El té fue descubierto y consumido en China durante varios milenios, antes de ser cultivado en otros países, como Japón, y mucho más tarde en India, Sri Lanka, Viet Nam, etc. 

Antes de ser utilizado como bebida, el té formaba parte en algunos lugares de la dieta habitual. En Birmania, por ejemplo, las hojas de té se encurtían y se añadían a la comida; en Tailandia, se comían al vapor junto con pescado seco. En el Tíbet, un desayuno habitual consistía en hojas de té mezcladas con cebada, mantequilla de leche de vaca y sal. Mientras tanto, en China, el té era utilizado en infusión y como medicina, e incluso en forma de emplastos para el reúma.
Poco a poco, los chinos empezaron a cultivar árboles de té en sus huertos para su consumo. En el año 780 el comercio de té era ya de tal envergadura que el emperador empezó a gravarlo con impuestos. Posteriormente, alrededor del año 800 D.C., un grupo de monjes japoneses trajeron té por primera vez desde China, donde habían estado estudiando la doctrina del budismo. Pero quien dió al té su impulso definitivo en Japón fue el monje Eisai Myoan (1141-1215), fundador del budismo Zen, quien en su libro:Virtudes saludables del té (1211), afirmaba:
El té es una medicina milagrosa para el mantenimiento de la salud. El té tiene un poder extraordinario para prolongar la vida. En cualquier sitio donde una persona cultive el té, larga vida será el fruto. En los tiempos antiguos y los modernos el té es el elixir que conduce al que asciende la montaña de la inmortalidad".

Descubrimiento del té verde por Occidente
A principio de los años setenta, un grupo de epidemiólogos japoneses encontró en los residentes de la Prefectura de Shizuoka, en la región central de de Japón, un índice de mortalidad por cáncer de estómago mucho más bajo que en otras zonas, siendo este tipo de cáncer el más frecuente en el país. Continuando con la investigación, también constataron que el índice de mortalidad por cáncer de pulmón era la mitad que en Estados Unidos, siendo que el número de cigarrillos per capita en Japón es más del doble que en USA. En realidad, la tasa de cualquier tipo de cáncer era inferior. Tras un examen de los hábitos de esta población, el único factor dietético que los distinguía del resto era su alto nivel de consumo de té verde. La prefectura de Shizuoka se encuentra en una zona de extensas plantaciones de té, y sus habitantes toman té muy concentrado a todas horas, pero no cualquier té, sino té verde.
Ese fué el punto de partida de una serie de investigaciones en Japón, China y Estados Unidos, para tratar de confirmar la relación entre el consumo de té verde y la menor incidencia de cáncer en la población, y para determinar los mecanismos por los cuales el té verde parecía tener estas extraordinaria propiedades.

Como se elabora el té verde
El té negro adquiere su coloración tras sufrir un proceso de fermentación. Tras su recogida, las hojas se dejan secar al sol durante unas 24 horas y después se rompen, lo que acelera el proceso de oxidación. De esta forma, la acción de sus propias enzimas da lugar a un proceso de fermentación que altera el color verde original de la planta, tornándose más oscuro, además de originar importantes cambios en sus componentes: desaparece una parte de los taninos así como casi toda la vitamina C y gran parte de los polifenoles.
El té verde no experimenta este proceso. Las hojas de té contienen una enzima llamada polyphenol oxidasa, que una vez cortada la planta y en presencia de oxígeno, oxida los polifenoles, dando lugar al té negro. Pero esta enzima es desactivada por el calor. Para obtener té verde, las hojas de té se someten tras la recolección a una suave cocción al vapor, lo que desactiva las enzimas de la planta y detiene el proceso de fermentación. La acción del calor suave es indispensable para obtener té verde, es decir, té no fermentado. Posteriormente se enrolla y se seca.
Dependiendo de las variedades, el té verde puede llegar a tener hasta un 30% del peso de té seco de catequinas, mientras que el negro contiene entre un 3 y un 10%.

Composición del té verde
· Polifenoles.Son compuestos naturales, presentes en algunas frutas y verduras, con importantes propiedades antioxidantes. Los polifenoles fueron descubiertos en la década de los 30 por Albert Szent-Gyorgyi, quien observó que ciertos vegetales contenían unos pigmentos que reforzaban las paredes de los capilares, en una forma más efectiva que la vitamina C. Existen varios tipos de polifenoles, entre los que se encuentran los flavonoides (o bioflavonoides), presentes en verduras y frutas, especialmente de colores intensos: morados, anaranjados, rojos, verde intenso… suelen estar ligados a los pigmentos que dan ese color. Las catequinas son un grupo de flavonoides específicos del té verde. Existen varios tipos de catequinas,siendo laEpigalocatequina galato (EGCG) la más potente de ellas.
· Cafeína.El contenido de cafeína del té verde es moderado: contiene menos que el té negro, y éste a su vez menos que el café. Varía en función de la variedad y procedencia del té, y también de la forma de preparación de la infusión.
· Vitaminas.Las principales vitaminas presentes en el té verde son la A, B2, C y E. La alta sensibilidad de algunas de estas vitaminas al calor hace que sea más conveniente preparar el té a la manera japonesa. Los japoneses depositan el té en la tetera, y añaden agua caliente pero no hirviendo. La temperatura adecuada es cuando se han empezado a formar las burbujas de aire en el fondo del recipiente, pero el agua aún no ha llegado a hervir a borbotones.
· MineralesSon numerosos los oligoelementos presentes en el té verde: calcio, cromo, magnesio, manganeso, hierro, cobre, molibdeno, sodio, fósforo, cobalto, estroncio, níquel, potasio, aluminio, fluor, selenio. Su contenido el flúor explica en parte el efecto del té verde en la prevención de las caries, y también por qué chinos y japoneses siempre terminan sus comidas tomando té.
· Aceites aromáticos. El té tiene abundantes aceites aromáticos que le confieren su olor y sabor característicos.
· Aminoácidosácido glutámico, triptófano, glicina, serina, ácido aspártico, tirosina, valina, leucina, treonina, arginina, lisina, fenilalanina y aspargina. Y también un aminoácido exclusivo del té verde: la teanina, que constituye más del 50% de su contenido en aminoácidos.

Propiedades antioxidantes del té verde
Los principales antioxidantes presentes en la alimentación son ciertas vitaminas (A, C, E y carotenos),oligoelementos (selenio, magnesio, zinc, manganeso) y otros fitoquímicos, como los flavonoides. Las catequinas son potentes flavonoides. El té verde contiene una variedad de estos antioxidantes. Gran parte del poder antioxidante del té verde se debe a sus catequinas, de las cuales la epigalocatequina galata (EGCG)representa por sí sola el 32% del potencial antioxidante del té verde.
En su reunión anual de la American Chemical Society, el Dr. Lester A. Mitscher (1997), de la Universidad de Kansas, presentó nuevas evidencias de que al menos tres de las catequinas presentes en el té verde son mucho más efectivas que otros antioxidantes más conocidos. En uno de sus experimentos, las catequinas del té verde demostraron ser 100 veces más efectivas que la vitamina C en la prevención del daño oxidativo causado al ADN por los radicales libres y 25 veces más potentes que la vitamina E.
Parte de la eficacia de las catequinas del té verde se debe a que protege a la vitamina E, impidiendo su oxidación y permitiéndole realizar más eficazmente su función antioxidativa. Las catequinas no sólo tienen una acción antioxidante directa, sino que también actúan aumentando la producción y actividad de las enzimas antioxidantes intrínsecas (de producción propia). En un estudio realizado con ratones, a los que se administró polifenoles del té verde en el agua de bebida durante 30 días, los investigadores observaron un aumento significativo en la actividad de las enzimas antioxidantes y detoxificantes (glutation peroxidasa, glutation reductasa, glutation S-transferasa, catalasa y quinona reductasa), en el intestino delgado, hígado y pulmones (Khan et al., 1992, citado por Murray, 1995).
Como se sabe, la acción de los radicales libres es uno de los causantes del deterioro y envejecimiento de los tejidos. Y el efecto antioxidante del té verde constituye la base sobre la que se asientan sus benéficos efectos. El alto consumo de té verde entre los japoneses parece ser uno de los factores que contribuyen a que sea uno de los pueblos más longevos del mundo.
El té verde tiene efectos antioxidantes, inhibe la angiogénesis (vasos sanguíneos que nutren el tumor), e induce la apoptosis (muerte celular programada)
Té verde y cáncer
El primer estudio sobre la posible relación entre consumo de té verde y la reducción de las tasas de cáncer fue llevado a cabo en Japón por el equipo del Dr. Itaro Oguni, Profesor de Ciencias de la Nutrición del Departamento de Ciencias Nutricionales de la Universidad de Shizuoka.
Después de constatar la relación entre el consumo de té verde y l menor incidencia de cáncer en la población de Shizuoka, el equipo del Dr. Oguni (1999) llevó a cabo un experimento con ratones en laboratorio. Los ratones fueron inoculados con células cancerosas, y a la mitad de ellos se les administró un extracto de té verde. Tiempo después, el grupo que había recibido extracto de té verde presentaba una tasa de casos de cáncer notablemente inferior al grupo de control.
Posteriormente, y en colaboración con el Sr. Shu-Jun Cheng, del Instituto del Cancer de la Academia China de Ciencia Médica (Beijing), se realizó otro experimento con ratones en laboratorio, a los que se les administró sustancias químicas carcinógenas, generadoras de carcinomas de esófago y estómago. La administración de extractos de té verde a la mitad de los ratones redujo la incidencia de carcinomas en este grupo a menos del 50%.

Mecanismos de prevención del té verde sobre el cáncer
A estos estudios han seguido muchos otros, en Japón, Estados Unidos y otros países. Sus resultados han permitido ir identificando varios mecanismos de acción por los que los componentes del té verde obstaculizan ciertos pasos necesarios para el inicio o desarrollo del cáncer.
· Efecto antioxidante y protector del ADN frente a los radicales libres y diversos carcinógenos de las catequinas.
Se han realizado diversos estudios con animales de laboratorios, a los que se inyectaban sustancias cancerígenas como aflatoxinas, NNK del tabaco, y diversas sustancias carcinógenas, concluyéndose en todos los casos que la administración de té verde reducía el porcentaje de casos de cáncer con respecto al grupo de control. (Oguni, 1999). Por otra parte, otras investigaciones han confirmado que la ingestión de catequinas tiene una acción inhibitoria de la síntesis de nitrosaminas, que, a partir de los nitritos contenidos en ciertos alimentos, se forman en el estómago (Tanaka, 1998), con una eficacia muy superior a la de la vitamina C. Esta inhibición se produce por una rápida reacción entre los componentes del té y los nitritos.
El Dr. Mukhtar ha realizado varias investigaciones sobre el grado de protección que el extracto de té verde otorga a los ratones calvos (su piel es parecida a la humana), sometidos a estrés oxidativo por la acción de rayos ultravioleta. En todos los casos, los ratones a los que se había aplicado sobre la piel un extracto de té verde presentaron un índice de cánceres de piel notablemente inferior. (Ahmad & Mukhtar, 2001, Mukhtar, 1992). En su artículo “Actividad detoxicadora (scavenging) de radicales libres de las catequinas del té verde”, el Dr. Nanjo y colegas atribuyen a las epigalocatequina galata el máximo poder detoxicante, seguida de la epicatequina galata, la epigalocatequina, y por último, la epicatequina. Suganuma (1999) concluye: “Todos los resultados sugieren que el consumo de té verde es práctico y efectivo, tanto antes como después de la aparición del cáncer”.
· Inhibe la acción de enzimas necesarias para la propagación del cáncer.
Para que el cáncer pueda prosperar e invadir tejidos vecinos necesita varias enzimas, entre las que se encuentra la enzima urokinasa. En un estudio llevado a cabo por el Dr. Jerzy Jankun (1997) y su equipo, se comprobó que la catequina EGCG inhibe la acción de dicha enzima, dificultando de esa forma la extensión del tumor ya iniciado. Posteriormente, Dorothy y James Morre, de la Universidad de Purdue, descubrieron que la EGCG inhibe también la acción de otra enzima, la quinol oxidada, o NOX, necesaria para la propagación del tumor (Purdue, 1999)
· Induce la apoptosis (muerte celular programada).
El Dr. Hasan Mukhtar y sus colegas, de la Reserve University of Cleveland, Ohio, comprobaron que en presencia de la EGCG, la célula cancerosa, incapaz de prosperar, programa su propia muerte (apoptosis), deteniendo sus procesos vitales. Otros equipos de investigadores han podido constatar los mismos efectos (Hibashami et al. 1998)
· Inhibe la angiogénesis.
Otra de las acciones de las catequinas del té verde es su efecto inhibidor de la angiogénesis, mecanismo por el que el tumor genera nuevos vasos sanguíneos para poder nutrirse y prosperar (Cao, 1999)

Otras propiedades preventivas del té verde
Continuación de:

Té verde y diabetes
Hace unos 60 años, el Dr. Minowada, de la Universidad de Kyoto, constató que el azúcar en la sangre de los pacientes hospitalizados por diabetes descendía de forma notable cuando participaban en el chanoyu(ceremonia del té). Con este motivo, publicó hizo un informe en el que afirmaba que el tipo de té en polvo utilizado en la ceremonia del té podría tener la propiedad de hacer descender el nivel de glucosa en la sangre de los diabéticos. Lamentablemente, el comienzo de la II Guerra Mundial hizo caer en el olvido ese informe.
Posteriormente, el Dr. Hara (1987), realizó unas investigaciones en ese sentido con ratones con diabetes hereditaria, en el que se demostró que suministrar catequinas del té verde a los ratones diabéticos les hacía descender la glucosa sanguínea.
Otros estudios han sugerido que este efecto reductor de la glucosa sanguínea se debe a varios mecanismos bioquímicos: una cierta inhibición de la enzima amilasa en el intestino delgado (Hara, 1990, citado por N. Taylor); aumento de la glucogenesis y disminución de la glucogenolisis (Valsa, 1997).

Prevención de caries 
Chinos y japoneses no conciben terminar una comida sin tomar té verde. Podría ser simplemente una costumbre. Sin embargo, ellos saben que esa costumbre es la mejor forma de prevenir las caries.
Para que se produzcan caries, las bacterias cariogénicas producen a partir del azúcar y otros restos de alimento el glucano, una sustancia no soluble en agua que se adhiere al esmalte dental y acaba convirtiéndose en sarro. Por otra parte, las bacterias presentes en la boca se alimentan de azúcar y producen ácidos como el ácido láctico, que acaban disolviendo el esmalte. El Dr. Hattori (1990, citado por N. Taylor), pudo constatar que las catequinas del té verde inhiben el proceso por el cual las bacterias producen el sarro. El Sr. Sakanaka (1996, citado por N. Taylor) comprobó posteriormente que las catequinas del té verde matan las bacterias cariogénicas.
También se ha podido comprobar que el té verde inhibe la actividad de la enzima amilasa estreptococa, que permite que los restos de hidratos de carbono entre los dientes fermenten. Por otra parte, el contenido en fluoruros del té verde no es nada desdeñable, y no hay que olvidar que el flúor es un mineral muy importante para el mantenimiento de la integridad de las piezas dentarias.

Acción antibacteriana y antivírica del té verde
En Asia se conocen desde siempre las propiedades antiinfecciosas del té verde, que se ha utilizado profusamente para combatir las infecciones alimentarias y las diarreas. En Occidente, ya que en 1923 las autoridades sanitarias inglesas recomendaban a sus soldados a llevar té en sus cantimploras para prevenir las fiebres tifoideas.
Hoy en día se sabe que el té verde inhibe la reproducción y crecimiento de bacterias como el Vibrio parahaemolyticus, el Clostridium peifrigens, el Bacillus cereus, el Clostridium botulinum, la Salmonella enteritidis,, la Salmonella Typhi, y otras (Hara and Ishigami, 1989). Los japoneses, grandes consumidores de pescado crudo, siempre lo comen acompañado de té verde.
Por lo que respecta a la flora intestinal, investigaciones realizadas por el Dr. Hara y sus colegas (1997) han podido demostrar que la infusión incluso muy concentrada de té verde es totalmente inofensiva para la flora saprofita del intestino humano
En cuanto a su acción sobre los virus, el interés por la actividad antivírica del té verde comenzó cuando el Dr. Okada (1988) observó que los cultivadores de tabaco utilizan un extracto de té verde para prevenir las plagas del virus mosaico del tabaco. Posteriormente, diversos estudios han puesto de manifiesto la efectividad del té verde para combatir el virus de la gripe (Shimamura 1989,1990, citado por Oguni)

Alivio y prevención de la artritis
En 1999, el equipo de Dr. Mukhtar realizó un estudio con ratones de laboratorio enfermos de artritis. Después de un mes de darles agua con polifenoles de té verde, la incidencia de artritis se redujo en un 70%, así como la gravedad de las lesiones. Según pudieron comprobar, los polifenoles inhiben ciertos mediadores inflamatorios.

¿Cuánto té tomar?
En cuanto a la cantidad, hasta donde sabemos, mayor cantidad de polifenoles otorgan mayor efecto protector, y no se han descrito efectos secundarios aparte del derivado de la cafeína. Sin embargo, no se puede descartar que, como en todo, una “sobredosis” pueda tener efectos adversos sobre la salud, aunque hasta ahora no se hayan detectado.
En los estudios realizados, tanto de laboratorio como epidemiológicos, se considera un consumo “medio”, encaminado simplemente a la prevención y el mantenimiento de la salud, la ingestión de 2 a 4 tazas de té al día. Pero en algunas investigaciones realizadas con personas o animales aquejados de enfermedades en un estadio de evolución avanzada, las dosis empleadas podían equivaler a 8 ó 10 tazas al día. En esos casos, con frecuencia se han utilizado extractos de té verde con el fin de incrementar el consumo de catequinas sin tener la necesidad de beber tanto té.
Es interesante resaltar en este punto que, como es habitual, y con objeto de poder valorar de manera aislada el efecto de las catequinas sobre las diversas enfermedades, las investigaciones realizadas han tenido el consumo de té verde como única variable y método de tratamiento/prevención. En la realidad, las cosas no suelen suceder así. No tendría mucho sentido hacer de esta bebida la única forma de prevenir o tratar una enfermedad determinada, sino utilizarla como lo que realmente es: un recurso valioso a incorporar a un estilo de vida promotor de salud o a un tratamiento terapéutico, con el objeto de incrementar las posibilidades de éxito.

Conclusiones
Los numerosos estudios publicados permiten deducir que el té verde es una bebida además de agradable muy beneficiosa para la salud, sin efectos secundarios conocidos, y con un efecto positivo sobre una variedad de trastornos frecuentes en las sociedades desarrolladas.
Por lo que sabemos hasta ahora:
  • Su potencial antioxidante previene el deterioro de los tejidos causados por los radicales libres y las sustancias carcinógenas, ayudando a evitar el envejecimiento prematuro
  • Ayuda a regular la concentración de ciertos elementos en la sangre (colesterol, glucosa, insulina) y la tensión, ejerciendo un efecto protector de la integridad del sistema cardiovascular
  • Tiene un efecto protector frente a virus y bacterias
  • Incrementa el estado de alerta y alivia la fatiga
  • Tiene un efecto modulador de las reacciones inflamatorias
  • Previene las caries
Consumir regularmente té verde puede ser una forma más de prevención de enfermedades degenerativas, junto con otros factores de primer orden como pueden ser consumir una dieta sana, abstenerse de fumar y beber alcohol, no exponerse demasiado al sol, realizar ejercicio regularmente, y no exponerse al contacto con sustancias químicas peligrosas.

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