martes, noviembre 16, 2021

Extracto del capítulo DA del relato DÓULOS OUKÓON de Jonuel Brigue

 Te escribo porque quiero compartir con alguien mi intimidad; hubiera preferido verte, hablar contigo y hacer contigo ciertas cosas a las cuales no dejo de estar inclinado; pero mis superiores sólo me han permitido esta forma anacrónica de comunicación.

“Compartir contigo mi intimidad” es decir demasiado: me está prohibido ir más allá de ciertos límites y yo, te lo confieso, temo el castigo implacable que se manifiesta por la confusión de lenguas o el silencio caótico; amo cobardemente la ilusoria coherencia del lenguaje.
Te habrá ofendido la expresión “con alguien”; lo comprendo porque sé que eres sensitiva en extremo. “Con alguien” quiere decir, a primera vista, con cualquiera, con un correspondiente intercambiable entre muchos otros. Sin embargo, es a ti a quien me dirijo, a ti, Helena Ukusa, a ti sola.
Te reconocí y adiviné tu nombre terrestre aquel día terrible en que te observé mientras mirabas una mariposa mía que, posada sobre el pedestal de una estatua, trasmitía con las alas mi primer mensaje.
Una ráfaga de clarividencia me tranquilizó: vi que habías olvidado el secreto supremo de las comunicaciones cósmicas oficiales, mi obligatorio sigilo estaba a salvo...
No eres, pues, una de tantas y mucho menos para mí; eres Helena Ukusa, la que me diera un girasol de fuego en el tercer planeta de Aldebarán.
Me invade como un aroma hipnótico el desdén que sientes, desde tu elevado y antiguo linaje, por la búsqueda calculada de objetivos pequeños, por la arrogancia que ignora su vanidad. Pero te equivocas: no debes imaginarte que soy presuntuoso y creo hacerte una distinción con mis comunicaciones, como esos que, imbuidos de su importancia, conceden a una dama la exclusividad de sus confidencias, fingiendo necesitar ternuras maternales mientras desean en secreto obtener favores que las madres no suelen acordar a los hijos.
No, no soy un incomprendido, ni un seductor, ni un niño malcriado. (Hace ya muchos ríos pasé las pruebas de la cuarta luna).
Tal vez pienses que entre nosotros no existen las condiciones previas a todo compartir. Así parece, porque estamos sumergidos en el espacio-tiempo de la Tierra; pero un idioma terrestre nos es común, un idioma formado de lugares comunes, como todos los idiomas, es cierto, pero sin lugares comunes no hay comunicación; es necesario comenzar por ellos y por ellos he comenzado a fin de hacerte recordar una experiencia fundamental, la causa de nuestra permanencia aquí: Yo soy Dóulos Oukóon, aquél tu enamorado silencioso que presenció, consternado, tu primera embriaguez sideral, Dóulos Oukóon, aquél a quien diste, sin permiso de los hierofantes, tu girasol de fuego, tu pequeño incendio centrífugo cuando se despertó en tu garganta la sed de vinos pontopóricos.
Mira atentamente la cicatriz de tu cadera izquierda: Yo soy Dóulos Oukóon.
Extracto del capítulo DA del relato DÓULOS OUKÓON de Jonuel Brigue

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